martes, 12 de septiembre de 2006

La primera prueba de marcha

En agosto de 1796, un estudiante de 17 años llamado Robert Barclay Allardice se apostó 100 guineas a que sería capaz de cubrir en menos de una hora y “fair heel and toe” -es decir de tal forma que a cada paso el talón del pie que avanzaba hiciera contacto con el suelo antes que el dedo gordo del otro pie hubiera despegado del mismo- los diez kilómetros que separan las villas de Brixton, donde se encontraba su colegio, y Croydon. Lo consiguió y ganó la apuesta. Aquella forma de desplazarse se llama hoy marcha.