Normalmente, en nuestro país la marcha solo acostumbra a ser objeto de la atención de los medios de comunicación y de los amantes del deporte en general con motivo de la disputa de grandes competiciones internacionales y eso siempre y cuando se consigan medallas. Este acercamiento esporádico de los simples aficionados suele traer emparejdo el inicio de no pocas discusiones y controversias que tienen como principal tema el mayor o menor grado de cumplimiento del reglamento por parte de los marchadores. Conviene que centremos el tema de una vez por todas.
Para no hablar en abstracto tomemos como referencia la prueba masculina de 20km de los Campeonatos de Europa celebrados en Gotemburgo. ¿Puede decirse que los marchadores que terminaron en los primeros puestos marchaban efectivamente en contacto permanente con el suelo? Rotundamente no. Todos ellos perdían contacto. Lo demuestran claramente las imágenes ralentizadas que fueron emitidas por las diferentes cadenas de televisión. Cierto, esas imágenes no pueden ser utilizadas para reclamar descalificación alguna porque el reglamento es tajante al respecto: el juicio debe hacerse a simple vista. Pero que esas imágenes no sean utilizables por el juez no significa que queden anuladas al resto de los efectos. Son perfectamente válidas si lo que se pretende es comprobar algo tan simple como si la pérdida de contacto es un hecho o no. Porque, no lo olvidemos, los hechos no se discuten, se comprueban.
La discusión, si cabe, debe tomar como base esta premisa fundamental -la pérdida de contacto existe y es innegable- y centrarse en torno a esta pregunta y sus posibles respuestas: ¿de verdad los jueces no pueden, en la mayoría de los casos, apreciarla a simple vista?
Llegados a este punto, todas las opiniones son válidas y merecen ser escuchadas con respeto. En el caso anterior no. Repito: los hechos no se discuten, se comprueban. Cualquiera que, ya fuera por un equivocado sentido de la lealtad o por mero interés, tuviera la ocurrencia de intentar defender ante un círculo compuesto por intelectuales que en las pruebas internacionales de marcha no existe pérdida de contacto cuando todos pueden comprobar lo contrario haría el ridículo.
Centremos pues el tema de una vez y, por favor, no hagamos más el ridículo.
Para no hablar en abstracto tomemos como referencia la prueba masculina de 20km de los Campeonatos de Europa celebrados en Gotemburgo. ¿Puede decirse que los marchadores que terminaron en los primeros puestos marchaban efectivamente en contacto permanente con el suelo? Rotundamente no. Todos ellos perdían contacto. Lo demuestran claramente las imágenes ralentizadas que fueron emitidas por las diferentes cadenas de televisión. Cierto, esas imágenes no pueden ser utilizadas para reclamar descalificación alguna porque el reglamento es tajante al respecto: el juicio debe hacerse a simple vista. Pero que esas imágenes no sean utilizables por el juez no significa que queden anuladas al resto de los efectos. Son perfectamente válidas si lo que se pretende es comprobar algo tan simple como si la pérdida de contacto es un hecho o no. Porque, no lo olvidemos, los hechos no se discuten, se comprueban.
La discusión, si cabe, debe tomar como base esta premisa fundamental -la pérdida de contacto existe y es innegable- y centrarse en torno a esta pregunta y sus posibles respuestas: ¿de verdad los jueces no pueden, en la mayoría de los casos, apreciarla a simple vista?
Llegados a este punto, todas las opiniones son válidas y merecen ser escuchadas con respeto. En el caso anterior no. Repito: los hechos no se discuten, se comprueban. Cualquiera que, ya fuera por un equivocado sentido de la lealtad o por mero interés, tuviera la ocurrencia de intentar defender ante un círculo compuesto por intelectuales que en las pruebas internacionales de marcha no existe pérdida de contacto cuando todos pueden comprobar lo contrario haría el ridículo.
Centremos pues el tema de una vez y, por favor, no hagamos más el ridículo.