jueves, 3 de agosto de 2006

Buscándose las habichuelas en 1928


"¡50 millas de baile!"
"Eric Sunderland, poseedor de 37 récords australianos de marcha, bailará desde Geelong a Melburne"

Este recorte pertenece a un periódico australiano de 1928. En el artículo se avisa del intento del marchador Eric Sunderland de establecer un récord de “baile de larga distancia” entre las ciudades de Geelong y Melburne, distantes 50 millas una de otra. Logró su objetivo (eso sí, cambiando de pareja cada cierto número de millas) y vinieron los problemas. Entre las autoridades deportivas de su país surgió la discusión acerca de si el hecho de haber recibido un premio por su proeza danzarina convertía a Sunderland en un profesional del deporte y por tanto debía ser desposeído de su “status” amateur y perder toda posibilidad de competir en pruebas oficiales. (Además de esos 37 récords australianos a los que se refiere el artículo, Sunderland poseía asimismo el récord mundial de las 10 millas, prueba olímpica en 1908, con 1:14:39.6.) Afortunadamente, al final prevaleció eso que se da en llamar el sentido común.
Y ahora la moraleja de la historia. A quienes pueda parecerles un tanto ridículo este intento de récord por parte de un marchador habrá que recordarles que ese mismo año 1928 la marcha había sido eliminada del programa de competiciones de los Juegos Olímpicos de Amsterdam. Imaginemos por un instante que el COI convenciera finalmente a la IAAF de la conveniencia de suprimir las pruebas de marcha en Pekín 2008 y Juegos sucesivos. Sin el ADO -que ya no tendría sentido-, con las becas federativas consecuentemente reducidas y los hasta un minuto antes fieles patrocinadores haciéndose ahora el longuis, ¿qué salida les quedaría a todos aquellos que viven hoy de la marcha en España? ¿Quizás "Mira quien baila" ?
Foto cortesía de “Centurion Footnotes”, organo de comunicación del Australian Centurion Club.